domingo, 4 de agosto de 2013

Corina

 Lectura: 1 Pedro 4:7-11 Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. —1 Pedro 4:9 El invierno pasado, estábamos ayudando a acomodar cajas con materiales en un evento de Nuestro Pan Diario, cuando Corina nos saludó. Era a mediados de la mañana, y ella estaba segura de que debíamos tener hambre y sed. Le dije que estábamos «bien», pero ella respondió: «Yo sé que están bien, pero necesitan comer algo».
Pocos minutos después, regresó con un poco de agua fresca y algo para comer.

 Durante los dos días que estuvimos allí, Corina pasaba para ver si necesitábamos algo, nos traía comida y agua, y se llevaba la basura. En una ocasión, le agradecí, diciendo: «Corina, tienes el don de la hospitalidad, ¿no es así?». Ella bajó la vista y contestó: «No lo sé. Pero usted escribe los artículos devocionales y yo limpio. Y Dios es glorificado».

 El deseo de Corina es glorificar al Señor ayudando a la gente. Sin duda, tiene el don de hospitalidad, y lo ejercita bien. Dios ha dotado a cada uno de sus hijos de talentos y capacidades para que Él pueda servir a otros por nuestro intermedio. Puedes encontrar una lista de esos dones en Romanos 12:4-13, 1 Corintios 12:27-31, Efesios 4:7-12 y 1 Pedro 4:9-11. El Señor nos ha dado dones «para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén» (1 Pedro 4:11)

 —AMC Tú eres único; Dios te creó para que lo glorifiques como solamente tú puedes hacerlo.

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